Sobre las reservas
Lunes 2 de noviembre de 2020
El control de las importaciones y de las exportaciones, es sustantivo para la definición y la viabilidad de la política económica en la Argentina, como así también la posibilidad de obtener un superávit comercial efectivo sin demasiadas variaciones, que permita incrementar las reservas y acondicionar la economía para que en el futuro se pueda hacer frente al endeudamiento.
Tuvimos hasta el presente aproximadamente U$S 14.000 M de superávit comercial, pero se han dado una serie de situaciones que vamos a comentar a continuación.
Necesitamos repetir como lo dijimos en artículos anteriores que nuestro país tiene pendientes de liquidación aproximadamente toda la rentabilidad de 2015 al presente de todo el sector exportador agropecuario, minero y petrolero. Revisando los balances de las compañías a septiembre quedan pendientes de liquidación sin considerar las empresas petroleras aproximadamente U$S 23.400 M.
Lo antes mencionado contribuiría a no tener demasiados problemas sobre la regularización estatal del tipo de cambio. Lo que no se puede realizar es una política de comercio exterior que implique resolver determinados problemas especulativos de los importadores de bienes terminados. Decimos esto, porque en los últimos siete meses el BCRA autorizó el pago anticipado de U$S 7.500 M de importaciones de bienes finales, lo que implicó una fuerte perturbación en la estabilidad de las reservas. Esta acción verdaderamente espuria y orientada a determinados importadores en particular muestra la venalidad de la acción. Esta no solo debe ser repudiada por la política del BCRA, sino que pone en tela de juicio la conducción del mismo, que ya sea por acción u omisión representa una acción absoluta y completamente reprochable. No se puede librar a la naturaleza psicológica de las expectativas de los importadores, es decir, el método especulativo que realicen la naturaleza y la integridad de nuestras reservas.
Obviamente, los pagos anticipados de esas importaciones solo tendrán cuando lleguen el costo del despacho a plaza al tipo de cambio del momento en que se realicen.
El control de las importaciones deberá estar definido por personal idóneo que pueda propiciar una política de integración de la producción nacional, como así también la posibilidad de generar producción industrial exportable con importaciones temporarias para lo cual debe considerarse que los operadores del Central y del área de comercio exterior de la Cancillería serán lo suficientemente capacitados como para orientar la producción y obtener los fines de dicha política.
Por ejemplo, se puede pactar con el sector automotriz la producción de automotores integrados y producidos en Argentina, y no desnacionalizados como se había generado una producción en el gobierno anterior a punto tal de que la administración anterior perdonó U$S 5.000 M que la industria automotriz debía pagar como multa por no ajustar las importaciones versus las exportaciones con Brasil. Tengamos claro que la ley en la que se considera a la industria automotriz en la Argentina como un país que equilibra sus exportaciones e importaciones fue sancionada en 1976 por iniciativa de José Alfredo Martínez de Hoz. La versatilidad de las capacidades exportadoras de la industria automotriz quedó demostrada en el primer semestre de 2018, produciéndose automotores en el caso de Toyota con volante a la derecha para exportarlos a Sudáfrica y la India, estas capacidades deberán ser pactadas con la industria que puede modificar su estructura comercial y productiva si existe una orientación de la política económica.
Volviendo al tipo de cambio, la posibilidad de que este se estabilice tendrá que ver con la capacidad del gobierno para resolver y definir exactamente la refinanciación de los créditos del FMI. Los periodistas especializados en economía, tanto en diarios como en los medios digitales y la televisión, están permanentemente conjeturando que el FMI va a exigirle a la Argentina un sistema de ajuste de lo que se considera “gastos” sin pensar que la simple argumentación de que “como siempre fue así seguirá siéndolo”. El FMI va a cambiar de política y va a aplicar una porción de su estatuto escrito en 1948 en los acuerdos de Bretton Woods, cuyo nombre es el de “facilidades extendidas”, que implica una tasa del orden del 2,7% al 3% y un período de repago de 20 años con 5 de gracia para capital e intereses.
Como hemos dicho en artículos anteriores y en la columna radial, la deuda de la Argentina es un leader case para los países que renegociarán su deuda externa (aproximadamente 17) luego de resolver el problema de la pandemia.
La situación actual, desde el punto de vista de la política monetaria, se ha resuelto parcialmente apelando a la reventa de bonos del Anses y unas series recuperadas por el Central. El problema que surge es que haciendo el cálculo de las operaciones de venta la tasa de interés implícita es del orden del 17%, lo cual en principio resulta demasiado oneroso.
Llevaremos adelante en el próximo artículo una descripción del proceso inflacionario del último año calendario.
C.A.F.