Miércoles 29 de septiembre de 2021
La pulsión de muerte y la de la vida son los términos de una misma contradicción. La resolución sintética de dicha contradicción se impulsa a través de la generación de lo que en términos de esta lógica consideramos como “la oposición de los contrarios”, es decir, es una contradicción cuyo imperativo es la búsqueda de la síntesis que será el síndrome de repetición. Aparentemente, si esta repetición se produce no habría resolución sintética, en realidad no es así, sí hay resolución sintética en función de que luego de la repetición se vuelve a producir la contradicción en otro tiempo, cuestión esta, la del tiempo, que no es menor.
Debemos considerar que la sucesión de identidades en el proceso psicológico de repetición, que debería extrapolarse a los aspectos de la psicología social, se realiza en otros tiempos con diversas modalidades y circunstancias que muestran por otra parte la expresión contradictoria de la situación social que existe permanentemente como sustrato del efecto sociológico de las variables existentes, pero en momentos de crisis y violencia estas se agudizan.
La situación antes mencionada refuerza la entropía del sistema y sus relaciones sociales, que se construye a partir de la relación material del hombre con las cosas e inexorablemente con los otros hombres. En algún caso, y en el momento en que en la sociedad postmoderna se controlan los medios de comunicación inexorablemente el que tenga mayor poder relativo momentáneo construirá un núcleo fóbico, o varios, para poder resolver el problema de la manipulación política de los hombres inmersos en el proceso contradictorio.
Es imprescindible que se sostenga una suerte de conocimiento y valoración común del conjunto de “nosotros” que remitirá a la evaluación común de los “núcleos fóbicos”, creados para la manipulación política de nosotros respecto de ellos.
Esta forma de materializar la cuestión política implica el ejercicio del poder con lo que significa la utilización del capital mediático, el que será resuelto en una sociedad concentrada a través de la justificación económica que quienes evalúan la continuidad del poder permitirán la continuidad del modelo propuesto y su reafirmación.
Este método no deja de construir un sistema neofascista aun cuando el modelo no sea el de un capitalismo controlado por el Estado, sino con un ejercicio del poder externo para construir una realidad que permita la distribución hacia el exterior del valor generado.
Desde el punto de vista económico, sostener este sistema asimétrico con las grotescas características que implica la aplicación y concentración de la perversidad humana en un punto será de posibilidad compleja en función de que prontamente se devaluará la demanda agregada en función de esta degradación de los consumidores que desnaturaliza la productividad del sistema.
Solo será posible modificar la distribución del ingreso y remunerar la productividad del trabajo, cuya compensación, y no su productividad, han sido degradadas.
La situación antes descripta no puede ser avizorada por la construcción de un nuevo modelo capitalista, si no es por una crisis de proporciones cuya probabilidad nos proponemos describir en el futuro.
Desde el punto de vista de la noción expresada por H. Ades “el infierno y la localización de los muertos se expresa a través de los vivos”. ¿Qué trata de significarnos? La estructura ideológica emergente del sistema implica una determinación cultural, una determinación y asociación entre comunicación y capital, una obsolescencia planificada y una singularidad propuesta para que los individuos fragmentados en su conciencia analoguen varios conceptos que destruyen el pensamiento crítico, garantizando esto a través del hecho de eludir la memoria histórica. A partir de lo descripto, la “colectividad” se asocia a conectividad, la “comunidad” se asocia a la red, la “inteligencia” se asocia a la información. Estas singularidades garantizan la exclusión y la marginalidad como método de control.
En la actualidad, hemos hecho una generalización que implicó que la “ignorancia implica una virtud”. R. Giroux. En esta situación, la reestructuración de los niveles de relaciones sociales intermediados por cosas (medios de comunicación) representan una posibilidad que coagula la estructura de relaciones que será garantizada en su dominación por el miedo del desplazamiento y desconexión que implica la no comunicación y marginalización concurrentes.
En algún caso, Zygmunt Bauman nos dice que el narcicismo despectivo resulta una actitud descartante respecto del otro y que la postura del descarte del otro es siempre en la actualidad la construcción de la ausencia del otro.
En cualquier caso, las exageraciones en las conductas sociales son permanentes, lo que implica que hacer sufrir la negatividad y la exclusión representan la estructuración del sistema de control. También, Zygmunt nos dice que si no hay demostración de la exclusión no hay cultura de la subordinación.
Hemos logrado aprender a partir de estos teóricos que la sociedad controlada aparece para el conjunto de los controlados como una suavización de la “maldad líquida”.
Nosotros pensamos que en la conceptualización humana el ejercicio de la perversidad con el otro implica los excesos que se producirán inexorablemente en la relación del “uno” con el “otro”, esto generará inexorablemente un decremento de la productividad y la opresión pasará de ser favorable para el incremento del valor al interior de la sociedad a desfavorable generando el otro término de la contradicción que se resolverá sintéticamente permitiendo una modificación cualitativa del orden que implicará un incremento del valor generado. De otra manera, nada cambiará, es imprescindible la acumulación aun en contra de los intereses primarios.
Siempre vemos que la intención en el sistema neoliberal es el ahorro de la mano de obra, esto implica una construcción psicopática de las estructuras organizacionales. Nosotros pensamos que estas conducciones se modificarán en función de que se debe sostener la demanda para generar una construcción razonable del valor al interior del sistema capitalista.
Por lo tanto, podemos colegir que el sistema necesita inclusión y no expulsión, aun cuando esta decisión resulta contradictoria para quienes la llevan a cabo.
Cuando nosotros, al inicio del presente trabajo, planteamos la naturaleza relativa de la libertad que solo se podía considerar a partir del estudio exhaustivo de las condiciones de la no libertad debemos colegir, después de todas las argumentaciones habidas, que las condiciones de la contradicción en la sociedad controlada están verdaderamente representadas y limitadas por la definición de libertades asociadas a los métodos de socialización compulsivos.
C.A.F.