Sobre el tema de las reservas
Lunes 21 de septiembre de 2020
Como dijéramos en el último artículo, el saldo comercial es positivo en los primeros seis meses, entre enero y julio de 2020, por lo menos en U$S 10.000 M, aproximadamente.
Esta estadística es absolutamente equívoca en función de que no se ha cumplido la comunicación del Central que decía que a partir de diciembre de 2019 las exportaciones se tenían que liquidar a los cinco días de vencida la obligación. Esto que acabamos de describir muestra que los saldos exportados y pendientes de liquidación son mayores aún y no están debidamente cuantificados ni en el informe del INDEC como así tampoco el del BCRA. Suman, aproximadamente, arrastrando el saldo de 2018 contabilizando desde los balances de las principales exportadoras de granos un total de U$S 14.000 M, pendientes de liquidación al presente mes. Entre enero y julio se remitieron aproximadamente U$S 9.000 M entre capital e intereses.
Esta carencia de reservas que surge de medir las actuales disponibilidades netas sin contar con lo pendiente de liquidación, resulta una profecía autocumplida para la acechanza presente del tipo de cambio. Esta situación que se genera por la falta de control de la política monetaria se podría resolver con la normativa que existía en 1977 que obligaba a los exportadores a liquidar las divisas a un máximo de 30 días de vencida la obligación con la que se instrumentaban las exportaciones (letra de cambio, carta de crédito, carta de crédito con cláusula roja, etc.).
Los exportadores industriales y petroleros y mineros no están considerados en la presente cuenta porque la normativa del 2019 no los incluyó y tienen disponibilidad de ingresar las divisas cuando quieran, según sus necesidades. La normativa en 1977 implicaba que si el exportador no liquidaba en tiempo y forma las divisas el BCRA estaba obligado a suspenderle el registro de exportador hasta que ingresara las divisas correspondientes.
Esta impericia pone en situaciones complejas a la política monetaria y fiscal porque tampoco se perciben las retenciones y entonces los economistas empiezan a opinar sobre la naturaleza psicológica de los demandantes y oferentes de la divisa ilegal que existe en la Argentina. Este efecto también conspira contra la estabilidad emocional, según los periodistas especializados, de los funcionarios públicos que no terminan de resolver el problema de la liquidación de divisas que implicaría no tener ninguna expectativa devaluatoria.
La posibilidad de analizar las eventuales variables de nuestra economía y los efectos que se producen con las variables internacionales sobre nuestro propio sistema económico es de alguna manera una posibilidad, a la cual nos es posible tomar el riesgo de abordar para analizar el futuro, lo que no podemos de ninguna manera es abordar la situación desde el punto de vista de la psicología social porque en mi caso particular no me siento capacitado para utilizar ese marco teórico, aunque por lo que pude estudiar de Sigmund Freud las conclusiones serían terribles.
En el próximo artículo, vamos a hablar sobre las inversiones en litio, la producción de energía limpia y el significado que tienen para la República Argentina estos desarrollos tecnológicos.
C.A.F.