¿Se les enseña a caminar a los niños? Sandra Herzberg, especialista en Primera Infancia y consultora en crianza, docente de ACADP nos hace reflexionar sobre este interrogante que nos hacemos todos los padres cuando nuestros niños se atreven a ponerse de pie y conocer el mundo por sus propios medios.
Hay mucho para decir del movimiento libre en el desarrollo evolutivo en la infancia, sobre todo en los primeros años de vida. Me gustaría comenzar con algunas generalidades que parecen a simple vista obvias, pero no por eso menos importantes.
Cada niñx es particular y su manera de aprender y apropiarse del mundo que lo rodea es singular y con sus propios tiempos. La primera infancia es un momento complejo, rico, donde suceden múltiples experiencias desde el día uno, e interactúan una variedad de factores, como ser , lo biológico, la fisiología, la psiquis, lo cultural, social, contexto histórico, el vínculo, lo económico, familiar y sus funciones, etc. Es una etapa muy interesante y de muchos cambios constantemente; diremos, de conquistas. Ahora bien, los adultos muchas veces intervenimos ansiosos porque nuestros niñxs logren determinadas posturas o hitos del desarrollo, obstaculizando así el mismo, más que “ayudando”. Hay una mirada, que va de la mano del movimiento libre y sin duda es la crianza respetuosa.
En consonancia con estas posturas, miradas, el adulto debiera funcionar como garante, facilitando un entorno seguro, cómodo, ofreciendo un espacio con una superficie donde el niñx explore libremente, presentándole objetos, si su edad evolutiva lo requiere, pertinentes para realizar y conquistar movimientos coordinados y de enorme valor en el neurodesarrollo acorde a su etapa. Asegurar una vestimenta cómoda, holgada, en donde sus manos y pies puedan coaccionar libremente también es sumamente importante. Así como tener las necesidades básicas satisfechas( hambre, higiene, sueño) Pudiendo dedicarse de lleno, nuestro niñx, a la gran tarea de aprender , conocer el mundo con todas sus posibilidades y sin interferencias. Recordemos que la exploracion a través de su motricidad es la forma de actuar con el mundo que se les presenta.
Por lo tanto la actitud que cobre el adulto/a, cuidador, será fundamental en este periodo. Le deberá brindar la confianza suficiente para que la curiosidad pueda ir conquistando nuevas experiencias, garantizando como ya dijimos, un ambiente acogedor, seguro y de libertad para accionar, teniendo resueltas las necesidades básicas, y sobre todo estar atentos a lo que y como sucede. En resumen: el/ la bebe es un ser capaz de desarrollarse de forma autónoma. Los adultos podemos y debemos tener un rol activo en su desarrollo siendo vehiculizadores y favorecedores en su evolución con ciertos cuidados. Debemos acompañarlos en la conquista de su autonomía respetando sus tiempos. No intervenimos “ayudando” a que logren posturas, a que se sienten en determinada edad, a pararse, a caminar….. Porque así lo que logramos es fomentar la dependencia, además de irrumpir la libertad y alterar la propinación de si están listos para el logro, o no , de estos y tantos hitos del desarrollo. Esta no intervención para nada tiene que ver con un, no interés, más bien todo lo contrario.
Un niño que se mueve en libertad, con las condiciones anteriormente descritas, es un ser con mayor control y conocimiento de su propio cuerpo y posibilidades, le aportará sin duda, seguridad en sí mismo, independencia, ya que lo que hace lo consigue por sí mismo, lo logra con su propio esfuerzo y corporalidad. Con un adulto que ofrece, mira, esta atento, en definitiva, se encuentra disponible!