Panorama algo mas ¿alentador?
Son muy importantes los daños que produjo y produce esta espantosa pandemia que nos afecta. Entre otras cosas, ha venido a precipitar una situación económica que cuando comenzó la cuaretena ya era bastante compleja. Ya hace dos décadas que se vislumbraban graves inconvenientes de diversa magnitud económica antes de que la misma se instalara en nuestro país. Esta situación se ha agravado casi exponencialmente en los últimos diez años, profundizándose aun mas desde el comienzo de la cuarentena.
Cifras provisorias indican que empresas pequeñas y medianas que cierran definitivamente se estima no pasaran de un 15%. Las que quedarán maltrechas, se estima, que serán entre un 10 y un 15% más. Es mucho y lamentable. Los puestos de trabajo perdidos rondan el millón de personas.
El resto de esas empresas tendrá que afrontar una gran variedad de situaciones: los que siguieron trabajando por ser esenciales y los que lo hicieron parcialmente en mayor o menor medida, se encontraran con costos fijos mayores a su media histórica. La incidencia de los mismos los obligara, junto a cubrir costos hundidos, a un sacrificio de gran magnitud para recomponerse. Y a un incierto costo de reposición de stocks.
Las deudas se habran acumulado, sobre todo las de impuestos y servicios y por otra parte los sueldos y alquileres en muchos casos. Estos han sido satisfechos en mayoritariamente con créditos que habrá que honrar en el tiempo, con sus consabidos intereses. La ayuda del Estado lamentablemente no ha llegado a todos. La recaudación impositiva, que es una imperiosa necesidad del Estado, no ha dado prácticamente ninguna ventaja, salvo un plan de moratorias a largo plazo.
Desde otro punto de vista de este análisis, insistiré con la teoría que una parte de la población ha hecho ahorros, ya que ha cobrado sin concurrir a su lugar habitual de trabajo, no ha gastado en viáticos, entretenimientos, comidas fuera de casa, combustible, viajes, etc. Este segmento de trabajadores incluye a los que directamente no trabajaron o lo hicieron a distancia. Otros ahorros provienen de la imposibilidad de viajar dentro y fuera del país, por ejemplo durante las vacaciones de invierno, feriados largos, etc. costumbre que ya se ha instalado en nuestra sociedad -cualquiera sea el nivel económico que tenga- como esencial y necesario en los últimos tiempos.
Ya hay señales que refirmarían esta ultima hipótesis, solo con mencionar dos datos solamente: se detecto un aumento en los montos y cantidad de plazos fijos y por otra parte solo en julio se estiman compras de dólares (los 200 mensuales autorizados), por mas de usd 700 millones distribuidos en casi cuatro millones de titulares de cajas de ahorro.
Esos montos, si bien no son de gran magnitud por si solos , serian la razón, desde mi punto de vista, que serán volcados a un consumo que esta ávido de cubrir necesidades luego de tanto tiempo de restricciones. Y tampoco se ahorraran, dado que como se presenta el esquema sanitario, no será fácil el gasto que pueda hacerse durante la temporada de verano.
Si todo esto que acabo de decir se cumple, la reactivación del comercio, ultimo eslabón de las distintas cadenas de valor, llegara a los distintos intermedios de la misma lo que finalmente se traducirá en un mayor consumo que activara la industria y los servicios.
Varios datos indican que se tratara de fomentar la industria local desde una clara vocación a sustituir importaciones (negando la globalización de la economía) y generada además por la escasez de divisas del BCRA, las que han llegado a limites muy por debajo de un mínimo nivel de seguridad.
El lado negativo del panorama de salida paulatina del estancamiento es que inevitablemente deberemos soportar una importante inflación, ya que hay otro factor que se suma: la inimaginable cifra de emisión monetaria (125% mas que la base monetaria, a mediados de agosto.)
Otro costado no agradable será el de la mayor restricción que el Estado impondrá a las importaciones, que casi seguro se dará por dos vías: autorizaciones previas para importar muy restringidas y un casi seguro desdoblamiento del mercado cambiario. De ambas ya se tienen recuerdos no muy exitosos.
Por supuesto que la reactivación de la que hablaba queda reservada, con mucha suerte, para algo menos de la mitad de la población. Es muy lamentable, pero el resto tendrá primero, antes de gastar, conseguir empleo. Y no va a ser sencillo.
El Estado deberá seguir haciendo equilibrios para poder recaudar lo maximo posible y con la menor emisión posible para afrontar el descontento de una importante masa de población y asistirla con subsidios, la que superara en principio a mas del cincuenta por ciento de la población que sin duda mostrara su disconformismo. De ahí que la reducción del gasto publico es una condición indispensable para pensar mínimamente en un pausado crecimiento.
Surge entonces una de las incongruencias que no nos cansamos de remarcar: el esfuerzo el Estado solo se le pide al sector privado y a los cada vez mas raquíticos ingresos jubilatorios. Nunca el aporte de los mas de tres millones y medio de empleados públicos…
Volviendo al sector empresas este análisis en verdad abarca a todas, desde la mas grande a la mas chica. Hago hincapié una vez mas que para la pequeña todo es mas difícil por carecer el respaldo que tienen las de mayor magnitud (muchas de las cuales evalúan no invertir o lo que es peor, dejar en el país las que ya están).
Si pensamos en que el nivel de desocupacion debe comenzar a decrecer, tendremos que olvidarnos de las prohibiciones de despidos y de la doble indemnización por el mismo motivo, ambas disposiciones existentes a la fecha. Sigue ausente un plan para hacer una profunda reforma de la vetusta Ley de Contratos de Trabajo. No cabe duda que una bien hecha, será beneficio tanto para empleados como para empleadores.
El futuro de Argentina es bastante complicado y lo peor, que estimo que lo sera por mucho tiempo.
Osvaldo Dapuetto Agosto 20 de 2020