Martes 5 de abril de 2022
En el libro cuyo compilado fue realizado por Oscar Broun “El capitalismo argentino en crisis”, podemos ver una serie de los incrementos del índice de precios al consumidor o lo que en esa época se llamaba índice de costo de vida. El promedio realizado por el CONADE que generaba el plan nacional de desarrollo de 1971/1975 nos muestra que ese indicador salvo en 1959 y 1972 no excedió en promedio el 27% de incremento.
La analogía respecto de los sucesos actuales con un promedio inflacionario mayor que no ha generado una hiperinflación pero sí modificaciones en los precios que dependiendo de las capacidades de los formadores de precios han modificado sustantivamente los precios relativos y han conspirado contra la capacidad de compra del salario.
Existe en el mundo una terrible aprehensión a cualquier proceso inflacionario por parte de los economistas a nivel internacional porque se sabe que los sectores más concentrados son aquellos que están actuando como formadores de precios en términos monopólicos. Entonces bien, el terror de los economistas es que las corporaciones ajusten a mayor velocidad los precios aprovechando su posición oligopólica en el mercado, no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional.
Ha habido incrementos de precios en los commodities en el comercio internacional producto de los efectos de las prohibiciones de importación de los mismos de determinados orígenes (Rusia) para sancionar a los exportadores, lo que implicó por ejemplo incrementos del precio de la energía. Inmediatamente la resolución de los operadores económicos fue distribuir información con opiniones sobre los riesgos que los importadores de commodities que producen energía van a tener. Para Argentina le calcularon hace un mes aproximadamente que íbamos a tener un déficit en la balanza comercial de 6 mil millones de dólares para importar gas, para los requerimientos de consumo energético. El jueves que viene se va a resolver acordando que Argentina recibirá al precio de contrato 8,5 dólares el millón de BTU de Bolivia que se obtendrá con el aumento de provisión de Bolivia y el decremento de consumo de Brasil en un acuerdo tripartito.
Las posibilidades de financiamiento para los países con menor desarrollo serán menores en función del incremento de las tasas de referencia que necesariamente practicará la FED en los EEUU pasando de 25 puntos básicos a 50 y muy probablemente en tres o cuatro meses a cien. Lo que acabamos de describir producirá una aspiradora de fondos que aquellos países que necesiten financiamiento externo se verán en dificultades. La República Argentina no requiere de ese financiamiento y deberá cumplir los requerimientos del acuerdo con el Fondo.
En el próximo artículo veremos cómo se resolverá estructuralmente, con las inversiones correspondientes, el problema del abastecimiento eléctrico y las exportaciones del sector en función de las posibilidades que la Argentina tendrá en este sentido.
C.A.F.B.