La mentira que envuelve a los genuinos integrantes de los Pueblos Mapuche, con bandas de delincuentes.
La comunidad supuestamente mapuche Lafken Winkul Mapu (ex RAM y otros delincuentes asociados), han comenzado nuevamente a cometer delitos contra la propiedad pública y privada, en la zona de Villa Mascardi. Cabañas incendiadas, destrucción de propiedades, apedreo de transeúntes, amenazas de todo tipo y ocupación de territorios del parque nacional; todo por la fuerza y existiendo muchas grabaciones de video que los muestran armados. Dicen no reconocer a la Nación Argentina ya que sólo reconocen a la Comunidad Mapuche y su territorio, del que por supuesto son dueños, Señores e independientes, sin alcanzarles la justicia que a todos nos llega.
Duele más, porque pasa que a la hora de recibir apoyo logístico, mercaderías y otras vituallas para sustentar su ocupación, la reciben de diversos estamentos políticos nacionales y provinciales de manera encubierta, a través de punteros y otros militantes (ahí sí somos todos argentinos), y de supuestas fundaciones internacionales de las que deberíamos saber un poco más.
Se trata de un territorio que es parque nacional (el Parque Nacional Nahuel Huapi se extiende desde San Carlos de Bariloche hasta el Lago Stephen, al sur de Villa Mascardi, hacia El Bolsón), y la jurisdicción, es de la nación (o sea, es federal).
Quiero recordarles, que otra comunidad mapuche, Lof Wiritray, que administra el camping lacustre en la cabecera norte del Lago Mascardi (hacia el norte, hacia Bariloche), denunció también haber recibido amenazas del grupo faccioso Lafken Winkul Mapu y aclararon muy insistentemente que ellos, tradicional e históricamente, ocupan de forma pacífica esa parte del lago, como argentinos y no como extranjeros. Este hecho y tantos otros, los conozco profundamente y de manera personal, ya que he transcurrido importantes etapas de mi vida recorriendo la Patagonia tanto por trabajo como por esparcimiento y conozco a la perfección sus lugares y su problemática profunda.
No solamente hay abandono de los ciudadanos por parte de las autoridades (no hay presencia del estado, que debe ser quien monopoliza la fuerza para mantener el orden, por lo menos, es lo que dicen nuestras normas legales y la Constitución Nacional) sino, algunas veces, pareciera que existe connivencia.
Hay mucho malestar entre los habitantes de Villa Mascardi que fueron técnicamente “arrasados” y ante la indefensión, muchos se retiraron. Si lo que esperan las autoridades es que todo pase, no quiero que pierdan su ilusión, pero ya en otras partes de mi querida Patagonia, han ocurrido eventos que fueron resueltos por fuerza propia en manos de los pobladores, sin haber tenido difusión suficiente en los medios. Cuidado con el cansancio de los mansos que cuando explotan, suelen ser difíciles de detener sobre todo, en lugares tan lejanos, escondidos y de acceso muy dificultoso.
Finalmente, a todos los gobiernos actuales de extracción en su mayoría Justicialista, les recomiendo que recuerden la palabra de su líder Juan Domingo Perón, cuando en ocasión de dar un discurso en la noche del día 21 de junio de 1973, flanqueado por Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima (aún no había asumido como Presidente de la Nación lo que ocurriría recién el 12 de octubre de 1973), y en clara referencia a diversos grupos antagónicos que operaban de manera irregular y clandestina, decía textualmente: “A los enemigos embozados, encubiertos o disimulados les aconsejo que cesen en sus intentos, porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento”.
Editorial del 27 de agosto de 2020 – Alejandro A. Vilches