Jueves 7 de octubre de 2021
Cuando tratamos de abordar las complejidades de la sociedad “postmoderna, tardía y líquida” nos enfrentamos a complejidades en el abordaje de los sistemas de estructuración de las comunicaciones y las relaciones sociales. Siempre hemos dicho en estas líneas que la fragmentación social es permanente y resulta absolutamente consistente y funcional al sistema neoliberal vigente que conduce y racionaliza todas las relaciones sociales en el sistema capitalista occidental. Decir esto del sistema capitalista es nada más que adjetivarlo y nosotros trataremos de dar a partir de ahora el porqué de esta situación. Hablamos muchas veces de la propaganda subliminal, que ahorra un paso a la conciencia del acto posterior al mensaje, generando dicho acto y una post conciencia ocluida en la construcción de la conducta ordenada. Estamos entonces, como diría nuestro benemérito Herbert Marcuse, enfrentándonos a la naturaleza de la sociedad controlada. Este famoso filósofo debe estar profiriendo gritos de placer desde el más allá en función de la naturaleza de la prognosis que realizara a partir de la caracterización de la sociedad moderna.
Hay un detalle interesante que vamos a llevar a cabo en este capítulo. Supongan ustedes, que estamos enfrente de una ventana y vemos pasar un coche que nos impresiona en la retina. La luz que dibuja la figura del auto a cierta velocidad moviéndose en el período en que tarda en cruzar nuestra ventana, desde la cual estamos mirando. ¿Qué sucedería si aumentáramos la velocidad del auto? Si la aumentáramos a 2000 kilómetros por hora seguramente lo que sucedería es que no veríamos el auto, conscientemente. ¿Por qué decimos que no lo veríamos conscientemente? Porque la misma cantidad de datos, puntos, o como ustedes quieran describir las ondas lumínicas que entran a nuestra retina, con el automóvil a 60 kilómetros por hora es en cualquier caso la misma cantidad que cuando el automóvil se traslada a 2000 kilómetros por hora. No lo vemos, pero los datos están igual porque la luz se traslada a 300.000 kilómetros por segundo pero nuestro proceso cerebral no ve lo que la retina difusamente seguramente ve. ¿Qué podemos concluir de esta imagen analógica de nuestra psicología y nuestra percepción? Podemos ver que la velocidad de la información, y la cantidad, conculcan la posibilidad de que podamos evaluar y racionalizar con espíritu crítico el significado que todos esos eventos informados generan en la sociedad humana y nuestras relaciones.
Todos estamos dispuestos a tratar de ver porqué la manipulación se lleva a cabo en las redes sociales y los sistemas de comunicación incorporando grandes cantidades de información de modo tal que esta no pueda ser racionalizada. Esto, como se sabe, permite que no veamos lo fundamental que es el “qué” de la información, sino el para qué de quien la emite. Esto nos llevará a verificar las intenciones del manipulador y la estructura de la sociedad controlada.
En el ejemplo, nuestro auto no se ve porque nuestro sistema óptico no se vincula a tanta velocidad como es necesaria para que nuestro cerebro procese la imagen aun cuando sabemos que toda la información llego, esta analogía es solo eso el resultado grotesco es que no vemos el automóvil, el otro resultado es que no comprendemos la naturaleza de las relaciones existentes entre la información recibida y lo que esto significa para la estructuración de las relaciones sociales que es “como sucede”, las desvincula conspirando contra la comprensión del lenguaje la naturaleza de la atención entre las personas, los significados, la degradación de los acrónimos y la espera a la nada de los aspectos desnaturalizados como así también la precaria satisfacción narcisista de una gran cantidad de “Me Gusta” que transforma en suficiente la vorágine de la realidad sin sueño.
Teniendo en cuenta las afirmaciones anteriormente realizadas el incremento de la cantidad de información recibida por cada usuario en las redes sociales o a través de los medios de comunicación significa que existe un límite de atención y un límite de tiempo de vigilia, pero la estructuración de los sistemas de comunicación hace que los usuarios reciban mucha más cantidad de información por unidad de tiempo, es decir, se incrementa sustantivamente la velocidad de transmisión. Para resolver los problemas de la lectura se simplifican los mensajes a través de acrónimos o emoticones. Por supuesto, el tan reclamado espíritu crítico a desarrollar en los usuarios de los sistemas de información, por parte de los filósofos postmodernos queda absoluta y completamente anulado.
Existe una afirmación realizada por Slavoj Zizek que resulta sustantiva para simplificar una caracterización de los seres humanos, “soy solo lo que soy para los demás”. Esta definición es analogable a la conciencia de mi existencia como ser humano en tanto y en cuanto existe el otro, si no fuera así el cuasi suicidio de Narciso no hubiera sido posible en función de que el mensaje de los otros para Narciso se verifica en una imagen de sí mismo que simboliza una objetivación de las relaciones sociales del momento, aun cuando para saberlo Narciso pagó con la vida.
La resolución característica de las comunicaciones implica que la cantidad de respuesta obtenida resolverá la satisfacción narcisista del emisor, que no es necesariamente la aprobación por otros del mensaje emitido sino la respuesta agresiva o benevolente, da lo mismo, pero la no respuesta significa una terrible frustración por lo que la cantidad de receptores debe ser amplia.
La herida narcisista de la no recepción y la indiferencia resulta análoga a una situación experimentada por un amigo médico en 1970 en la Casa Cuna de la Ciudad de Buenos Aires: mi amigo, que luego fuera mi cuñado, psicoanalista él, fue a buscar a la institución a quien fuera su esposa, mi hermana, en 1970. En el momento en que estaba entrando en la sala, ingresó una médica, que luego supimos que era la jefe de servicio, despotricando e insultando al administrador por haber “ahorrado” los gastos de transporte de las nodrizas, lo que hizo que no concurrieran a la institución. Por supuesto por esa decisión el administrador fue trasladado y me explicaba Ricardo, mi amigo, que los chicos si les das mamadera y no estas con ellos el tiempo suficiente como el que le proveían las nodrizas y sobre todo la voluptuosa teta materna con mas su inmunizador contenido se deprimían, se les deprimía también el sistema inmune y con cualquier patógeno se contaminaban poniendo en riesgo la vida de cada bebé no debidamente atendido.
De todo lo antes mencionado podemos deducir que la química, la biología y la psicología movilizan a los mamíferos bípedos de esta tierra para sobrevivir a partir de la contención que el otro (la madre o la nodriza) nos proveen para sobrevivir a las asechanzas de la realidad.
Del evento antes comentado, debemos colegir inexorablemente que vamos a construir sociedades y agrupamientos en los cuales no seamos castigados con la indiferencia. Esta resolución narcisista de la cantidad y la aceptación de la alta velocidad en las redes con la devolución de acrónimos y emoticones resuelve el problema para que nos incorporemos como usuarios a ser manipulados y a usar estas herramientas como un proceso adictivo que nos impide realizar muchas otras cosas.
Las otras cosas antes mencionadas no son de ninguna manera limitadas a través de alguien o algo que nos las impida hacer, sino mas bien es una autolimitación generada por los requerimientos de otras actividades que tienen que ver con estar pendientes de los mensajes que son el ardid del sistema que nos permite estar incorporados al mismo. Esto significa que somos lo que lo otro, que también es los otros, quieran que seamos.
Como diría Zygmunt Bauman “yo soy lo que otros quieren que sea”. La experiencia de Narciso descripta por Sigmund Freud implica la recepción de la naturaleza de mi persona en el otro a través del mensaje de admiración (en el caso de Narciso por la belleza, y en otros casos puede ser su contrario, la denostación). Es imprescindible, como ya dijimos, el reconocimiento. “Cerrar la opción de comunicarme con el grupo implica mi muerte”.
Es imposible que estas condiciones particulares de alta velocidad y cantidad no impliquen necesariamente la degradación del lenguaje por un problema de que tanto la modulación verbal como la simbolización escrita requieren tiempo que no existe, esta situación hace que se minimice la simbolización y se produzcan acrónimos que confunden la significación, lo que garantiza como venimos diciendo en estas líneas que no exista el espíritu crítico.
Estas imposibilidades descriptas están instrumentadas ideológicamente y por el sistema (recordar “La sociedad controlada”) neoliberal que implica la coordinación con el mainstream impuesto desde la construcción del sentido del sistema intelectual vigente. Todas las formas de comunicación se acompañan por una forma particular de reivindicar la belleza y la juventud, en los medios de comunicación, de modo tal que las personas acompañan el proceso de verbalización, que es dificultado por una sonrisa permanente, que muestra que lo importante no es lo que se dice sino cómo se lo dice. Este formato particular garantiza los aspectos relacionales de la comunicación que consagran la perversidad.
Leonidas Donskis nos dice en “La maldad líquida”, y en particular en el párrafo que a continuación transcribimos, lo siguiente: “Palabras huecas, retorica vacía y juegos y mas juegos de estrategia representan la forma prototípica de esta especie de tiranía de la superficialidad que la universidad paracadémica encarna como nadie. Es una estrategia sin estrategia, pues toda ella termina siendo un mero juego de lenguaje. El concepto wittgensteiniano de los juegos lingüísticos fue aplicado por Gianni Vattimo para describir cómo la tecnocracia operaba disfrazada de democracia, o cómo la política actual estaba desprovista de política real, reducidas ambas (democracia y política) a una serie de juegos lingüísticos”.
Entonces, como siempre, nuestros filósofos nos asedian con sus premoniciones y algunas descripciones tortuosas de la realidad vigente.
Como dijimos, la fragmentación del cyrborg, el usuario, no se fragmenta a sí mismo sino destruyendo la naturaleza originaria de sus relaciones sociales construidas desde el amor, el afecto y la frustración, también originarias en cuanto a lo materno, lo paterno, lo familiar, etc., reduciéndose a sí mismo a un ámbito solitario y vinculado solo con la máquina que distorsiona el esquema afectivo-comunicacional. El “usuario”, como dijimos, alguien que usa y no piensa, solo practica secuencias, impuestas desde el apéndice corporal utilizado y el sistema (software) que permite vinculaciones impuestas.
Esa fragmentación inexorablemente implica también el control como una precondición de la fragmentación estructural. La degradación de los autocontroles son parte de los pre requisitos que caracterizan las condiciones antes mencionadas y que construyen una nueva individualidad degradada. Entonces, siendo objeto y no sujeto, para tratar de reivindicar nuestro narcisismo estaremos intentando que nos vean de una u otra manera, entonces la privacidad se perderá siendo una metáfora de la acción individual en las redes. “Yo soy esto en su totalidad”. No hay secretos personales que garanticen mi individualidad, la cual estoy dispuesto a perder en función del requerimiento afectivo. Entonces, nos debemos una explicación de porque estos “mamíferos bípedos” somos capaces de llamar la atención, solo lo hacemos para poder sobrevivir. Los mamíferos cuadrúpedos en la sabana africana tienen hasta el mismo gesto para requerir la atención de las hembras y procrear la descendencia. De lo único que los seres vivos están seguros, consciente o inconscientemente, es de la muerte. Muchas veces he visto y escuchado a filósofos decir que los humanos son los únicos que consideran intelectualmente a la muerte, esto es un absurdo, la intelectualización es anterior a la estructuración de un mecanismo reflejo que hace que las resoluciones neuro-fisiológicas que los animales en general tienen hacen que esquiven las agresiones de otros. Esto caracteriza implícitamente la preservación de la vida frente a la opción de la muerte.
Se construye una simulación de la realidad que implica que aceptemos la degradación de la sociedad cultural que nos hace pensar que la predica arbitraria que se nutre de los ardides del lenguaje nos convencen de que esa realidad es la única que puede ser, frase acuñada por Margaret Thatcher.
Estos autores del nuevo lenguaje y estructura de conocimiento (neoliberal) hacen que la mentira y la falsedad se transformen en verdaderas, entonces como diría Zygmunt Bauman, “los políticos fingen gobernar mientras quienes ostentan el poder económico fingen ser gobernados. Hay otros gobernados que aceptan sin darse cuenta que la realidad debe ser interpretada por uno y no interpretada por aquellos que nos conceden la participación social.
La propuesta del sistema socioeconómico si fracasa se culpara a una entelequia que son “las leyes del mercado” y las misteriosas relaciones del intercambio comercial.
Esta sociedad reconstruida ideológicamente implicó, como diría Antonio Gramsci, una “filosofía hegemónica”.
Ha sucedido que la relación con la realidad hace que la conducta descripta por Paul Auster esté más vigente que nunca “Si nos miramos hoy día a nosotros mismos, vemos justamente lo que cabría esperar: que nosotros, “el mundo”, preferimos vivir en la miseria de la realidad que hemos creado […] antes que organizar una nueva realidad negociada”. A lo que Auster, asintiendo, responde que eso “se aplica no solo a la economía, sino a la política y a casi todos los problemas sociales que afrontamos”.
Paul Auster nos dice lo mismo que nos refiriera Simón Weiss respecto del presente y del futuro. Esta afirmación representa un aspecto de la naturaleza humana que no debemos dejar de lado de ninguna manera, porque si no lo tenemos en cuenta la construcción de las estructuras de la psicología social, como así también las respuestas a las que las organizaciones están sometidas tienen que ver con la comprensión de las respuestas implícitas en esta construcción psicológica.
Las intermediaciones realizadas por las maquinas que otros hombres programan para conculcar la libertad de los humanos que las usan implicaran la posibilidad de controlar la conducta del usuario.
En el desarrollo de los sistemas sociales complejos; el capitalismo por ejemplo, los desarrollos tecnológicos, es decir, la aplicación de la ciencia a las herramientas de la vida cotidiana hacen que los dominios implícitos se reconozcan, de mala manera, en la máquina. Una pregunta de hace 250 años: “¿Qué hacen estas máquinas con nosotros?” Las máquinas no hacen nada con nosotros, son los dueños de las máquinas quienes nos organizan para realizar determinadas conductas.
Es imprescindible para construir un sistema económico que resuelva la apropiación del valor del trabajo respecto del crecimiento y la acumulación de la renta tener en cuenta las relaciones de poder y, como nos dijera Hegel en “La dialéctica del amo y del esclavo”, la síntesis de esa contradicción será la noción que el esclavo tiene del proceso de generación de valor. Esta noción resulta incompleta pero la suficientemente duradera para que los trabajadores se empobrezcan en función de la generación de valor que con su trabajo desarrollan haciendo y cultivando una relación asimétrica en la “sociedad de la libertad”.
Para que en la actualidad se disponga de tanta cantidad de sistemas de comunicación resulta imprescindible que se generen conductas humanas respecto de la máquina. Enamorarse de una maquina inanimada genera un empobrecimiento del yo que caracteriza estructuralmente la adicción que observamos al smartphone.
Los hombres recibimos una cantidad de información inmediata que permite hacer determinadas acciones reflejas que eliminan el procedimiento crítico. Esto fue así, y nos llevamos por delante a las maquinas y no a sus dueños.
Es imprescindible que la mayor cantidad de personas disponga de un elemento comunicacional para que no se considere válido no tenerlo, esta afirmación recogida de la actual construcción social muestra que será verdad si y solo si la cantidad se expresa en una dimensión suficiente.
Todas nuestras actitudes, deberán ser igualitarias de modo tal de eliminar el espíritu crítico que nos haría discutir no solo el orden social sino el ámbito de pertenencia que nos transforma en “ciervos voluntarios” que garantiza la posición social inmovilizada a la que se somete a la importante porción de la sociedad en los sistemas modernos.
C.A.F.