Cuando tratamos de abordar las complejidades de la sociedad “postmoderna, tardía y líquida” nos enfrentamos a complejidades en el abordaje de los sistemas de estructuración de las comunicaciones y las relaciones sociales.
Siempre hemos dicho en estas líneas que la fragmentación social es permanente y resulta absolutamente consistente y funcional al sistema neoliberal vigente que conduce y racionaliza todas las relaciones sociales en el sistema capitalista occidental. Decir esto del sistema capitalista es nada más que adjetivarlo y nosotros trataremos de dar a partir de ahora el porqué de esta situación. Hablamos muchas veces de la propaganda subliminal, que ahorra un paso a la conciencia del acto posterior al mensaje, generando dicho acto y una post conciencia ocluida en la construcción de la conducta ordenada. Estamos entonces, como diría nuestro benemérito Herbert Marcuse, enfrentándonos a la naturaleza de la sociedad controlada. Este famoso filósofo debe estar profiriendo gritos de placer desde el más allá en función de la naturaleza de la prognosis que realizara a partir de la caracterización de la sociedad moderna.
Hay un detalle interesante que vamos a llevar a cabo en este capítulo. Supongan ustedes, que estamos enfrente de una ventana y vemos pasar un coche que nos impresiona en la retina. La luz que dibuja la figura del auto a cierta velocidad moviéndose en el período en que tarda en cruzar nuestra ventana, desde la cual estamos mirando. ¿Qué sucedería si aumentáramos la velocidad del auto? Si la aumentáramos a 2000 kilómetros por hora seguramente lo que sucedería es que no veríamos el auto, conscientemente. ¿Por qué decimos que no lo veríamos conscientemente? Porque la misma cantidad de datos, puntos, o como ustedes quieran describir las ondas lumínicas que entran a nuestra retina, con el automóvil a 60 kilómetros por hora es en cualquier caso la misma cantidad que cuando el automóvil se traslada a 2000 kilómetros por hora. No lo vemos, pero los datos están igual porque la luz se traslada a 300.000 kilómetros por segundo pero nuestro proceso cerebral no ve lo que la retina difusamente seguramente ve. ¿Qué podemos concluir de esta imagen analógica de nuestra psicología y nuestra percepción? Podemos ver que la velocidad de la información, y la cantidad, conculcan la posibilidad de que podamos evaluar y racionalizar con espíritu crítico el significado que todos esos eventos informados generan en la sociedad humana y nuestras relaciones.
Todos estamos dispuestos a tratar de ver porqué la manipulación se lleva a cabo en las redes sociales y los sistemas de comunicación incorporando grandes cantidades de información de modo tal que esta no pueda ser racionalizada. Esto, como se sabe, permite que no veamos lo fundamental que es el “qué” de la información, sino el para qué de quien la emite. Esto nos llevará a verificar las intenciones del manipulador y la estructura de la sociedad controlada.
En el ejemplo, nuestro auto no se ve porque nuestro sistema óptico no se vincula a tanta velocidad como es necesaria para que nuestro cerebro procese la imagen aun cuando sabemos que toda la información llego, esta analogía es solo eso el resultado grotesco es que no vemos el automóvil, el otro resultado es que no comprendemos la naturaleza de las relaciones existentes entre la información recibida y lo que esto significa para la estructuración de las relaciones sociales que es “como sucede”, las desvincula conspirando contra la comprensión del lenguaje la naturaleza de la atención entre las personas, los significados, la degradación de los acrónimos y la espera a la nada de los aspectos desnaturalizados como así también la precaria satisfacción narcisista de una gran cantidad de “Me Gusta” que transforma en suficiente la vorágine de la realidad sin sueño.
Teniendo en cuenta las afirmaciones anteriormente realizadas el incremento de la cantidad de información recibida por cada usuario en las redes sociales o a través de los medios de comunicación significa que existe un límite de atención y un límite de tiempo de vigilia, pero la estructuración de los sistemas de comunicación hace que los usuarios reciban mucha más cantidad de información por unidad de tiempo, es decir, se incrementa sustantivamente la velocidad de transmisión. Para resolver los problemas de la lectura se simplifican los mensajes a través de acrónimos o emoticones. Por supuesto, el tan reclamado espíritu crítico a desarrollar en los usuarios de los sistemas de información, por parte de los filósofos postmodernos queda absoluta y completamente anulado.
C.A.F.