Jueves 23 de septiembre de 2021
Como dijimos en nuestro último artículo, en el último párrafo, el que transcribimos a continuación. Este párrafo nos permite conectar el proceso y significado que tiene el tiempo en las apreciaciones científicas y cotidianas de los seres humanos:
“La baja del salario, no nominal sino relativo en función de estar rezagado respecto del proceso inflacionario, produce recesión y en determinado momento agregando incertidumbre al proceso económico se deprime fuertemente la propensión al consumo, lo que hace aun más destructiva la recesión de una economía en todos sus términos”.
En la “sociología cuantitativa”, es decir la economía, siempre se trata de verificar y caracterizar la conducta de la sociedad, y de algunos actores de la sociedad, respecto de sus acciones futuras en función de caracterizar el pasado, evaluar el presente y pronosticar el futuro.
La descripción antes realizada permite en la posmodernidad actual incorporar a la construcción de la orientación de la demanda efectiva los niveles de crecimiento económico y desarrollo de una economía, y a las corporaciones de los medios de comunicación, extranjeras como nacionales. La manera de verbalizar y simbolizar los conceptos que tienen los medios de comunicación, inducen como diría J. Lacan, a la modificación en el sentido que el operador de medios quiere darle a la influencia que pretende realizar sobre la conducta de las personas, la que en la actualidad resulta tremendamente eficiente. Esto permite orientar y definir el consumo a través de las enormes bases de datos de las que disponen las corporaciones de los servicios comunicacionales y cuya información sirve para vender más. Esto no solo sirve para modificar y generar procesos de consumo compulsivo, sino también de conductas políticas que permiten estructurar una porción de la orientación del voto (no debemos olvidar del señor Nix de la empresa Cambridge Analitica).
En todos los casos, los teóricos de la economía han tratado de determinar el futuro de las conductas sociales e individuales. Para referirnos a alguien, por ejemplo J. M. Keynes, que nos dicta una serie de características que hacen a la propensión a consumir, esto es, si se dan determinadas condiciones entre los ingresos, la ocupación y la oferta de bienes podremos relacionar estas variables con el consumo futuro.
En su libro, “La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, nos dice que las características que definen los movimientos de las curvas que implican un incremento o decremento, es decir un efecto sobre la propensión a consumir, son las siguientes:
- Un cambio en la unidad de salario.
- Un cambio en la diferencia entre ingreso e ingreso neto.
- Cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, no considerados al calcular el ingreso neto.
- Cambios en la tasa de descuento del futuro, es decir, en la relación de cambio entre los bienes presentes y los futuros.
- Cambios en la política fiscal.
- Cambios en las expectativas acerca de la relación entre el nivel presente y el futuro del ingreso.
Estas seis categorías muestran que desde el punto de vista de la política pública se puede influir de manera tal de propender al incremento del consumo.
Esto que acabamos de caracterizar nos permite elucidar un proceso que naturalmente se da dentro de la existencia humana, en todo momento con mayor o menor complejidad. Es decir, como antes dijimos, toda la actividad científica nos permite caracterizar el futuro, pero la naturaleza del universo en expansión, del que participamos casi inconscientemente, como diría Hawking, permite la existencia del hombre a partir de que la flecha del tiempo caracteriza a la historia presente en tres categorías: pasado, presente y futuro.
Tenemos que tener la intención, naturalmente humana, de que el futuro se caracterizará como mejor o que podamos anticipar peores condiciones que la presente para poder modificar nuestro futuro. Los hombres en nuestro país seguramente haremos incrementar la demanda efectiva, es decir, el consumo para mejorar las características económicas de nuestra Argentina.
Siempre existe la posibilidad de no degradar ninguna expectativa a través de orientar la conducta conjunta de nuestra sociedad.
C.A.F.