5 de Mayo de 2020
Hoy haremos referencia en estas columnas a una serie de reflexiones que deberían debatirse conjuntamente. Una vez mas deberá recordarse que el mundo esta atravesando una situación inédita y con un final abierto imposible de mensurar en tiempo, lo que seguramente generara consecuencias impensadas en costumbres sociales y comportamiento de las economías, sea de los paises mas desarrollados como de los mas pobres. Los cambios que se refieran a las costumbres sociales se lo dejaremos a sociólogos y psicólogos. Vamos a centrar el comentario del sector de la economía en las pequeñas y medianas empresas. Particularmente en las industriales y en las comerciales de Argentina, las que ya responden a particularidades infrecuentes en el mundo.
Las mencionadas empresas ya afrontaron y deberán volver a hacerlo frente a situaciones que no estaban en los pronosticos de nadie. Ello sumado a que antes de este quiebre la actividad ya no era normal y se preveía la necesidad de enfrentar situaciones económicas delicadas que las habían llevado a infinidad de ellas a una zona de alto riesgo. Dificil trance les espera entonces.
De todos modos es necesario hacer un rápido análisis de situación desde el momento en que se decreta la necesaria cuarentena. No cabe duda que muchas unidades muy pequeñas se mantienen con el ingreso diario, afrontando alquileres, sueldos, gastos de servicios, impuestos, etc.
En este segmento las dificultades de las empresas empiezan habiendo transcurrido dos tercios del mes de marzo. Por eso a veces es llamativo que por lo que restaba del mes se escucharan airados reclamos de la imposibilidad de pagar todos esos costos. Tal vez podría inferirse una cierta sobreactuación por parte de sus dueños. A pesar de ello, el Estado salió al cruce y tomo ciertas medidas dirigidas a su salvataje.
Ya transcurrido el mes de abril en las mismas circunstancias, la situación comenzó a tener mucho mas sustento y dio la razón a aquellos que sin saberlo se estaban anticipando a lo que tendrían que afrontar. Y nuevamente el Estado redobla su esfuerzo y aumenta la ayuda.
En este punto es inevitable convenir que estas ayudas tienen limites que van mas allá de la desenfrenada emisión monetaria necesaria para paliar las mencionados apoyos y para compensar además los gigantescos gastos en que incurre el Estado. El déficit se ve agravado entonces por esto ultimo y por la caída inevitable de la recaudación impositiva ante la caída significativa de la actividad economica.
Surgen entonces voces que reclaman la flexibilidad de la cuarentena basándose en datos que se tienen hasta el momento que indicarian un aparente éxito, que en cierta forma se logra contando con la ventaja de poder apelar a medidas que surgen de las tomadas en otras latitudes, siendo que éstas sufrieron con anterioridad los terribles resultados que se estan informando. Esto le dio la posibilidad al propio Gobierno de prepararse mucho mejor ante la epidemia, obteniendo hasta ahora resultados aparentemente aceptables, sin perder de vista que parece que no se ha llegado todavia a lo peor.
Retomando entonces las voces de los que reclaman mas ayuda, también cuentan todos aquellos que no han recibido escaso o ningun apoyo economico. Un hecho que pareciera en principio cruel o de una desprolijidad de parte de las autoridades de aplicación de los diferentes planes de subsidios. En este punto se mezclan entonces los reclamos de aquellos que mantuvieron sus negocios en absoluta informalidad con aquellos que han sido cumplidores de las leyes y regulaciones.
Otros no han querido o no han sabido generar un fondo de seguridad, no para el trance impensado que atravesamos, sino al menos para cubrirse de cualquier contingencia que esta siempre al acecho en cualquier actividad de riesgo como es la empresaria. Y mas aun, no han tenido en cuenta lo dicho en párrafos anteriores respecto de cubrirse en algo ante la fragilidad del sistema económico argentino, abonado a su vez por un sistema financiero que no ayuda al desarrollo de casi ningún progreso en las Pymes, que cuando mucho, pueden crecer solamente capitalizando utilidades.
Debe quedar en claro que se entiende perfectamente y hay que subrayar que la situación impensada que se esta transitando debe ser la mas traumatica de la historia argentina.
Se podrá entonces preguntar por soluciones. Pareciera que el momento de hacer las previsiones ya es preterito. Pero también se supone que las empresas no tan pequeñas (a lo sumo uno o dos empleados), si sumaran a las ayudas que se mencionaron un mínimo ahorro que como se dijo debieron haber hecho, entonces sí podrían aliviarse su situacion en buena medida para poder paliar en mejor posicion la adversa situación que se atraviesa.
Particularmente podrán entonces usar parte de esas reservas ahorradas de diferentes maneras por lo menos en salvaguardar el capital mas valioso que tiene cualquier empresa: su personal, inversión que a veces no se tiene muy en cuenta pero que es de vital importancia, muy especialmente para el momento en que la actividad pueda paulatinamente ir recobrando su ritmo.
Por ahora no quedara otra alternativa que aguzar el ingenio para tratar de salir de este atolladero, lo que sin dudas llevara mucho tiempo. Y es muy lamentable, pero algunos de ellos indefectiblemente quedaran en el camino.
La gran mayoría, seguramente resurgirá como tantas otras veces, con empeño, trabajo y dedicación. Ojala asi sea.
Osvaldo E. Dapuetto