Sobre las determinaciones inflacionarias que los empresarios realizan
Lunes 21 de junio de 2021
En el caso de la medicina prepaga, esta es un seguro y hasta el 16 de mayo de 2011 no tuvo marco regulatorio porque antes de eso la ley era de dos artículos. Nunca se quiso hasta ese momento regular la naturaleza del funcionamiento de un seguro.
En la Argentina hay cuatro sistemas de salud diferentes. El primero, el Sistema Nacional del Seguro de Salud, que es el sistema de obras sociales y que tiene como organismo regulador estatal a la Superintendencia de Servicios de Salud.
¿Por qué decimos que es un seguro de salud? ¿Por qué este seguro de salud debe cumplir con disponer de una agencia estatal de control? Esto se debe a que todos los beneficiarios del sistema abonan una cuota que implica una distribución del riesgo (riesgo: patologías y consumo de medicamentos). Los anteriormente mencionados son los eventos a financiar, la distribución probabilística de dichos eventos es diferente para distintos grupos etarios distribuidos por sexo dentro del padrón de beneficiarios. Esto es importante porque vamos a verificar la mala administración de precios producida por el sector en los últimos seis años.
La Superintendencia de Servicios de Salud también controla a las obras sociales, pero estas tienen un Fondo Solidario de Redistribución que representa una retención realizada por este organismo del orden del 10% de la recaudación del total de las instituciones.
Normalmente, las compañías de seguros cuando asumen un riesgo particular con un cliente lo redescuentan, por ejemplo, una compañía que asegura automóviles de 50.000 automotores si asegura un barco va a tener que redescontar con el Lloyd, que a su vez tiene asegurados 70.000 barcos en todo el mundo y que si se le hunde un barco entra dentro de la estadística de las probabilidades consideradas en sus ingresos. Pero si se nos hunde el barco a nosotros por más que la prima, es decir, la cuota mensual sea enorme nos puede costar la aseguradora.
Para resolver el ejemplo hay obras sociales de poca recaudación por tamaño y otras con mayor recaudación por tamaño y salarios, ¿qué sucede?: si a las de menor tamaño les toca financiar patologías de alto costo y baja incidencia, las que no eligen a los pacientes por tamaño de la obra social que los cubre inmediatamente quedarían desfinanciadas dado lo oneroso y excepcional (baja incidencia) del evento a financiar y por esto se resolvió que se creara el fondo solidario de redistribución. Ahí se financian las patologías de alto costo y baja incidencia.
El sector público es el tercer sector que está financiado por cada una de las jurisdicciones de la República Argentina, provinciales y las distintas intendencias de nuestro país. El único hospital que está financiado enteramente por el Ministerio de Salud de la República Argentina es el Posadas. Todos estos, junto con el Garrahan que es de jurisdicción federal, son entidades que en muchos casos resuelven muchos problemas de alta complejidad para los distintos subsectores del sistema de salud, esto hace que los hospitales universitarios que son también un subsistema del sector público federal financiado con los presupuestos de las distintas universidades públicas a las que pertenecen sirvan para el desarrollo de procesos de investigación y alta tecnología.
El cuarto sector es el sector de los institutos provinciales que están sometidos al control de los ministerios de salud de las provincias y asisten al personal de las mismas; IOMA, por ejemplo, asiste al personal de la Provincia de Buenos Aires.
La situación del sector privado después del 2016 fue la acción más tonta que históricamente se puede verificar en un sector económico importante que no fue de ninguna manera controlado por parte del organismo estatal. Este sector aumentó 430% en los últimos seis años las cuotas a sus afiliados; lo que implicó, que la distribución normal (en este caso representa la distribución “normal” de probabilidades en los eventos a financiar por la empresa de seguro) se destruyera porque la probabilidad de que un joven usara el sistema de salud es muchísimo más baja que una persona de más de 65 y teniendo en cuenta que no hay un fondo solidario de redistribución entre estas compañías, cuando se aumenta el precio de esa manera lo que sucede es que se nos quedan al interior del padrón aquellos que pueden y tienen ingresos altos, los enfermos y se nos van los jóvenes que consumen poco. Esta advertencia la hicimos a fines de 2016. Lo que sucedió es que se encareció fuertemente la cápita, es decir, la población en función de que los que no gastan se fueron. La caída del padrón a fin del 2020 fue del 48%. Una de las variables macroeconómicas que más castigó la economía de estas compañías fue que los salarios se deprimieron en el quinqueño M un 18% en términos reales, lo que garantizó que los asalariados, aun los de más ingresos, hayan sido castigados desde dos flancos diferentes.
Ahora, las compañías solicitan incrementos dado que las prestaciones médicas y sobre todo los medicamentos han subido sus precios fuertemente mucho más allá de la inflación.
La situación es sin salida. Adheridos ideológicamente a la suerte de determinar precios de modo libre no se dieron cuenta que deberían haber necesitado la asistencia del sector público para controlar el precio de las prestaciones, sobre todo, la de los medicamentos, cosa que jamás hicieron, estos aumentaron por aproximadamente dos veces y cuarto la inflación de los últimos cinco años. Estas desincronizaciones de precios y servicios mal controlados por el Estado han generado una terrible situación para los beneficiarios de estas corporaciones.
Para finalizar, es sustantivo tener en cuenta que todas y cada una de las compañías de seguros en el mundo son controladas por el Estado Nacional, esta práctica se inició en Inglaterra y Europa, y luego en EEUU hace 200 años.
C.A.F