Crecimiento, caída de la demanda e incertidumbre
Miércoles 18 de agosto de 2020
La incertidumbre, como dijimos en nuestro artículo de hace cuatro semanas, significó un elemento sustantivo para el desarrollo de la sociedad humana porque como dijimos en ese artículo la incertidumbre, según Stephen Hawking, representa la posibilidad de imaginar el futuro y describirlo con una probabilidad de error. Lo dijo para la física y definió algo sobre lo cual nos reprocha antes de su muerte que es que los sociólogos, psicólogos sociales, economistas, filósofos, etc., deben considerar este aspecto de la incertidumbre y de la inexorable existencia del pasado, presente y futuro para que el hombre exista. Esta determinación nos hace pensar que no hay ninguna otra alternativa para la existencia del hombre que un universo expansivo que nos garantiza la flecha del tiempo antes descripta.
Esta incertidumbre siempre nos hace pensar en cómo estarán por ejemplo en Argentina las variables económicas en el medio de la presente crisis. Estas variables económicas tienen, como lo venimos subrayando hace dos años aproximadamente, un proceso recesivo nunca antes experimentado por la economía argentina. La inflación está en este momento en un proceso de disminución del indicador, pero en los últimos cuatro años tuvimos indicadores de inflación muy altos salvo en el 2017, lo que implicó que un proceso recesivo más una situación inflacionaria más la caída del salario (su capacidad de compra, en particular) más la pandemia tendremos una mezcla de variables al mismo tiempo muy perturbadoras.
Después de lo antes descripto parecería que no hay ninguna salida más que una profundización de la crisis, pero vamos a tratar de probar que no es necesariamente así.
Hay que hacer a esta altura una pequeña reflexión sobre la naturaleza de la demanda de bienes y servicios. Esta demanda se ha transformado en un proceso de austeridad en los últimos seis meses por parte de los consumidores y una caída estricta derivada de la disminución de la capacidad de compra del salario medio; y respecto de los asalariados de mejores recursos una mezcla de austeridad y selectividad en la demanda efectiva. Esta austeridad y selectividad está debidamente convalidada por el suceso de los últimos tres meses que implicó el incremento de los depósitos en pesos minoristas. Estos depósitos minoristas existiendo en el sistema financiero están resultando de un arbitraje en tasa que realizan aquellos que pueden ahorrar en vez de consumir. Adicionalmente, la convalidación de este proceso es confirmada por la baja del consumo de bienes durables, y también debidamente ratificada por la no existencia de créditos para el consumo, no tanto porque la personas con capacidad prestable no sean calificadas por el sistema financiero sino porque estas no solicitan préstamos.
El recurso de ahorro también resulta de una costumbre histórica que pronto se va a debilitar que es la compra de posición en dólares para luego, teóricamente, hacer el revolving (es decir, vender en el mercado blue).
La naturaleza de la descripción precedente se realiza simple, lisa y llanamente para poder pensar en un crecimiento de la economía argentina. Este crecimiento será lento en los próximos seis meses cuando la demanda efectiva se aumente y la oferta de productos y servicios se adecúe a ese incremento. Esto será posible hasta fin de año modificándose sustantivamente la demanda de trabajo por parte de la industria y los servicios si nuestro país puede mejorar su balanza comercial disminuyendo las importaciones que puedan ser sustituidas por empresas en la Argentina. Acabamos de afirmar que se propone que las empresas que sustituyan las importaciones estén en la Argentina, ya sean de origen nacional o extranjero, dado que las grandes corporaciones teniendo un tipo de cambio lo suficientemente competitivo son las que primero reaccionan al aprovechamiento del tipo de cambio.
El acuerdo con una estructura oligopólica como es la de la industria de bienes y servicios en la Argentina permite acordar por sectores determinado tipo de modificaciones en la oferta productiva que se requiere para el futuro, en función de la renegociación de la deuda externa, el incremento del saldo comercial de la Argentina.
Este incremento del saldo comercial en Argentina no se hace solo con las exportaciones de bienes primarios, sino también, con su industrialización, como así también el incremento de la sustitución de importaciones que requieren altos niveles de divisas que serán necesarias para el pago de la deuda.
C.A.F.