Consideraciones sobre el crecimiento.
Jueves 27 de agosto de 2020
En la actualidad ha habido demanda de dólares ahorro usando los derechos que permiten las actuales restricciones y usando de ardides para que determinadas personas que no disponen de pesos los tengan y compren dólares ahorro para otras personas.
El BCRA va a controlar esto en el curso de la presente semana y la próxima para poder sostener los niveles de reservas que pasaron de U$S 8.000 M, como reservas líquidas, a U$S 12.800 M. Los periodistas especializados no saben calcular las divisas pendientes de liquidación que hasta el día de hoy son aproximadamente U$S 12.800 M, así también hay retenidos en silo bolsas ventas por valor de U$S 10.000 M.
El superávit comercial estará en el orden de los U$S 1.500 M en promedio por el año 2020, y probablemente ese promedio se incremente en el tercer trimestre por un esquema de sustitución de importaciones que están llevando a cabo las empresas automotrices.
La economía se ha transformado en una verificación e interpretación de las expectativas que los distintos operadores tienen respecto de su conducta en el mercado de divisas y en el mercado de producción de bienes y servicios.
Lo antes mencionado implica que los economistas nos hemos transformado en interpretadores de la psicología social más que en algunos aspectos que la realidad material nos permite interpretar.
En nuestras columnas siempre hemos mencionado que el proceso recesivo en el período 2016-2020 es previo al proceso inflacionario, cosa que en todos los procesos inflacionarios e hiperinflacionarios vividos en los últimos 60 años han sido justamente al revés: primero la inflación y después la recesión. De acuerdo a nuestras digresiones, por efecto de la recesión, la inflación tenderá a deprimirse, si se aumentan las exportaciones se podrá controlar el tipo de cambio no realizándolo de la manera ortodoxa.
Pensemos que desde Martínez de Hoz pasando por la crisis del 79 girando a la del 2001 y en la actualidad, la ortodoxia solo intentó deprimir el gasto público en vez de hacer crecer la economía y la recaudación cubriendo con endeudamiento a la República Argentina.
Martínez de Hoz encontró el país después de una hiperinflación (1975, Rodrigazo) con U$S 5.000 M de deuda externa. Entregó el país cuando se retiró como ministro con U$S 47.000 M de deuda externa y un proyecto de facilidades extendidas a ser dispuesto por el FMI.
La industria automotriz, cuya flexibilidad de clientes en el mercado es lo suficientemente importante como para fabricar como se hizo en el verano de 2018 autos con volantes a la derecha y en la actualidad sustituir importaciones de partes de Brasil. Esta flexibilidad le permite ahorrar divisas e incrementar el superávit comercial.
Lo que se llama la industria del conocimiento, junto con la industria de medicamentos, coleccionarán un superávit comercial del orden de los U$S 8.000 M este año.
Estas posibilidades que surgen de la naturaleza de la industria argentina permitirán, si se estructura un prolijo proceso de sustitución de importaciones e incremento de las exportaciones no tradicionales, aumentar la demanda de trabajo con más un superávit comercial estructural de la economía.
Como decimos siempre, los periodistas especializados en economía tienen problema de narcisismo patológico que les impide hacer afirmaciones que tornen posible un error a futuro, por lo tanto, nunca definirán absolutamente nada respecto del futuro de la política económica no solo por una cuestión de línea editorial, sino porque detestan equivocarse. En todos los artículos de la prensa especializada los títulos y las bajadas aparecen como de una opinión del informante, mas cuando uno lee el texto completo se da cuenta que siempre están refiriéndose a distintas consultoras y opiniones de medios internacionales.
C.A.F