Jueves 10 de octubre de 2019
El objetivo de la política económica del gobierno es deprimir los subsidios transfiriendo en el caso de las tarifas el costo a los consumidores. Este costo, como ya hemos analizado, no implica solamente un incremento del precio de millón de BTU de gas domiciliario, por ejemplo para el consumidor, sino que al transferirle la compañía proveedora el incremento de la factura también incrementa sustantivamente los impuestos que se le cobran a los consumidores de servicios públicos.
Vamos a dar un pequeño ejemplo simbólico: si en el momento de mayores subsidios el 90% de las tarifas estaba subsidiada y suponiendo que tenemos una sola compañía y un solo cliente y una factura de 100 pesos, en el momento de mayor subsidio, se subsidiaban 90 pesos y la compañía le cobraba al usuario 10 pesos más 3 pesos en calidad de impuestos. Si cambiamos la política de subsidios y subsidiamos 10 pesos a nuestra hipotética compañía, esta procederá a cobrar 90 pesos al usuario y le adicionará el 30% de impuestos implícitos en la factura. De esta manera, como hemos visto, la segunda estructuración política de tarifas implica dos cosas: primero, bajamos los subsidios que implican gasto público de 90 a 10 pesos y subimos la recaudación impositiva de 3 pesos a 27, nunca el aparato del Estado que se proponga deprimir el gasto público como única política económica posible dejará de optar por esta alternativa.
Esta alternativa de política económica es la que por supuesto recomienda y define como condicionamiento de los préstamos el FMI, por eso en todos los países que el FMI presta dinero condiciona dichos préstamos en varios aspectos, uno de los cuales es el “sinceramiento de las tarifas”. En la actualidad, en las tarifas petroleras tienen subsidios al productor que implican teóricamente una depresión del costo al consumidor, esta estructura de mercado, en el caso de la producción de petróleo y la destilación y distribución de sus derivados implican un mercado tan concentrado que a nuestro glorioso fisiócrata Adam Smith, como diría mi abuela, se le pondrían los pelos de punta. El paradigma del liberalismo es la no existencia de monopolios. En el caso de las formas de las adaptaciones posteriores al Acuerdo de Washington, se pretende hacer coexistir por una mediocre calificación de “estructura de mercado”, la existencia de sistemas oligopólicos.
En la actualidad, hay muchas decisiones que no tienen que ver necesariamente con la tan prometida y publicitada estructura de libre mercado.
Las capacidades de los distintos sectores para hacer lobby para sus intereses necesariamente surten efecto, lo hacen en los EEUU, cómo esto no va a suceder en la Argentina. ¿A que nos referimos con estos dichos? Por ejemplo, al perdón de 780 millones de dólares a las empresas automotrices por haber incumplido el acuerdo internacional con Brasil y haber importado en los últimos tres años mayor cantidad de automotores que los previstos por el acuerdo. La legalidad de esta decisión por lo menos está en duda, dado que el Ministro Dante Sica propició este perdón que estructuró la semana pasada el gobierno nacional. Los intereses particulares no pueden estar por encima de la naturaleza política del proyecto económico y su legalidad.
Se verifican subsidios al sector petrolero por ejemplo, a la producción y distribución de energía eléctrica y se subsidia con el perdón de multas a incumplimientos de tratados internacionales, lo que implica que tendremos menos ingresos públicos de parte de los sectores beneficiados.
Como hemos dicho en estas líneas, el atraso del tipo de cambio, aun con todos los eventos de crisis cambiarias que han ajustado dicho tipo de cambio, ha implicado que en períodos como abril de 2016 a abril de 2018 el tipo de cambio paso de 19 pesos a 25 pesos, muy por debajo de la inflación del período. Esto representó una ingente cantidad de divisas gastadas para sostenerlo, aun cuando en abril se vendieron U$S 1400 millones para que el GP Morgan recuperara U$S 2500 millones de carry tarde con el tipo de cambio estancado a 25 pesos durante cinco días hábiles, luego este tipo de cambio se disparó y produjo la crisis de tres ajustes en 2018.
Esto implicó que se tuvo que tomar deuda con el FMI para sustituir inexistentes fondos del exterior en función de que los sectores privados no proveían más divisas, esta política inexorablemente tributó un incremento de la deuda demasiado importante que será para este y otro gobierno un problema muy complejo de resolver.
C.A.F.