Viernes 17 de septiembre de 2021
El INDEC informó los niveles de disminución de la deuda externa del último año que alcanzaron a los 324 millones de dólares, lo que implicó que aun cuando se refinanciara la deuda externa con acreedores privados a 20 años con cinco de gracia y con una disminución del 4% del interés anual (7% anual de origen), dicha disminución aun cuando en el primer año empezó a determinarse no está registrada en la cuenta que hace el INDEC. El total de la deuda argentina en moneda extranjera es de 269.158 millones de dólares, cuyo 66% está nominada en U$S, el 5% en euros y el resto, es decir el 29%, en otras divisas.
Las precisiones antes mencionadas han resultado de determinar el stock total de deuda en moneda extranjera del cual más de 110.000 millones de dólares han sido refinanciados y falta resolver el encuadramiento en el tipo, “facilidades extendidas” de los 44.000 millones de dólares que se adeudan al FMI. En la actualidad, se ha acordado una baja del 4% aproximadamente en la tasa de interés que el FMI cobra por estos créditos quedando la misma al 1,53% anual. Para obtener las “facilidades extendidas”, Argentina solo pretende tener a determinado plazo un agregado de más plazo para hacer esta refinanciación equivalente a la realizada con los acreedores privados.
Siempre hemos dicho en estas líneas, desde ya hace casi 2 años, que el FMI, y en particular sus funcionarios, esquivarán la propia normativa porque deben construir, con acuerdo internacional de los firmantes del directorio, que esta refinanciación es lo suficientemente ventajosa para Argentina, pero principalmente para todos los países que refinanciarán su deuda el próximo año, como una manera de solventar los problemas económicos de la pandemia.
Argentina será un leading case respecto del resto del mundo. Esta posición diluye todas las opiniones sesgadas por haber considerado que el FMI controlará de modo ortodoxo el déficit fiscal en nuestro país.
La crisis política a nivel nacional producida por los resultados electorales de medio término ha puesto en evidencia una gran cantidad de opiniones sobre cuál debe ser el proyecto económico a desarrollar por parte de este gobierno. En nuestra consideración, el error más grave de la administración actual ha sido no controlar los precios de la canasta básica cuya estructura de oferta genera un proceso de anticipación en la puja distributiva que produce la inflación que en el consumidor implica no poder preservar en términos reales sus ingresos. En realidad, la inflación la producen las corporaciones y los empresarios concentrados en la oferta y distribución de los bienes de la canasta básica, estos anticipan y esquilman al consumidor. Esto último el gobierno nunca lo acordó con los oferentes de los productos, como así tampoco estos lo único que han hecho en el último año y medio es incrementar su rentabilidad a costa de la destrucción de la demanda interna.
Nuestras propuestas han sido siempre consistentes con la estructura económica antes descripta. La política ortodoxa es, para bajar la inflación, incrementar fuertemente la recesión a costa de que las necesidades insatisfechas por el consumo de las personas de menores recursos generen una disminución fuerte de la demanda que espera un reconocimiento en la oferta bajando los precios y generando un impiadoso proceso de disminución de precios que en el mismo momento en que aumenten los ingresos familiares el círculo vicioso volverá a reproducirse.
La baja del salario, no nominal sino relativo en función de estar rezagado respecto del proceso inflacionario, produce recesión y en determinado momento agregando incertidumbre al proceso económico se deprime fuertemente la propensión al consumo, lo que hace aun más destructiva la recesión de una economía en todos sus términos.
C.A.F.