Jueves 25 de julio de 2019
Incremento de la demanda
En el día de hoy el gobierno ha propuesto un incremento de salarios básicos del orden del 28 al 30% después de las PASO. Esto implica presumir desde el punto de vista político que “si nos votan correctamente vamos a incrementar el salario rápidamente”, pero fuera del análisis político si esto desde el punto de vista económico se verifica va a afectar a 5 millones de habitantes de la República Argentina, lo cual no sería malo de ninguna manera en función de dar una cobertura al salario básico demasiado deprimido en la economía argentina.
La política económica que presume que la única causa de la inflación es un fenómeno monetario es grotescamente desacertada. Todos los fenómenos monetarios tienen que ver en sus efectos macroeconómicos con determinados corrimientos de las variables. En la Argentina, manipular la base monetaria secando la plaza de pesos aumentando la tasa de interés para poder absorber el stock de depósitos resulta a ojos vista un problema de “tamaño de variación de las variables”, esto es, tenemos una tasa de interés de leliqs análoga a la inflación.
El nivel de depresión al cual se ha llegado en la economía argentina garantiza la declinación del ratio de la inflación, como ya hemos dicho en estas líneas. El efecto a tener en cuenta producto de un aumento de salarios implica, aparentemente, olvidarse de la ortodoxia económica y no ser solamente heterodoxos, sino particularmente pragmáticos en la visión económica afectados por la naturaleza política de estas decisiones. Si las 4 millones de personas en la República Argentina son orientadas en función de sus necesidades para resolver las necesidades de la elección futura estas decisiones se tomarán inexorablemente y presuntamente tomarán el riesgo de una política heterodoxa. Esta política heterodoxa a la que nos referimos implica el incremento de la demanda agregada y un aumento del circulante en función del incremento de los salarios. Esta política antes mencionada, no va a modificar el ratio inflacionario en función del tamaño grotesco de la recesión.
Milton Friedman sabía definir estas cuestiones y dijo que la inflación era un problema monetario “dentro de determinados rangos de variación de variables”.
Entonces, esta modificación de una “ortodoxia monetarista” a una “heterodoxia monetarista”, que modifica las expectativas de nuestra deteriorada economía, resultará eficiente y efectiva.
Como ya hemos dicho, el control de la inflación en términos del decaimiento del ratio inflacionario vía la recesión se complementa en la política económica con un estancamiento del crecimiento del tipo de cambio. El estancamiento del tipo de cambio, como ya hemos dicho varias veces, con el correr del tiempo estanca y deteriora la balanza comercial y no estimula un orden de impulso a las exportaciones no tradicionales. Esta cuestión afectará la capacidad de repago de la deuda en 2020 y las expectativas de las calificadoras de riesgo porque evalúan la cuestión de corto plazo en función de las características y categorías que se expresan en el financiamiento externo para la Argentina. Estas opiniones no son inocentes, pero ya hemos dicho en estas líneas cuales son las alternativas a usar por parte de la política económica y monetaria en particular que el gobierno puede esgrimir y llevar a cabo a partir de ganar las elecciones. Adicionalmente, el “susto” que el sistema de propaganda administra en la población por el temor a que vuelva un gobierno anti mercados complementa la estrategia política que el gobierno lleva a cabo.
Todas las descripciones analíticas que hemos realizado están funcionando y modificando las variables económicas en un ordenamiento de cortísimo plazo que imposibilita las decisiones que tienen que llevar a cabo las empresas y corporaciones que implican un proceso de mediano plazo. Estas decisiones se enmarcan en inversiones de capital de trabajo, sobre todo en la industria, para ampliar la capacidad exportable de la misma, por ejemplo la industria automotriz.
De cualquier manera, no nos debemos dejar perturbar por los efectos del corto plazo porque en el largo plazo, tal cual diría un economista inglés, estaremos todos muertos. La recesión y el deterioro de los salarios también matan.
C.A.F.